En este post hablaremos sobre los diferentes tipos de fibras musculares que tenemos los humanos. Es correcto decir que tenemos dos tipos de tejidos musculares que tienen funciones complementarias. ¡Dependiendo de la composición de las fibras te serán más fáciles un tipo de ejercicios u otros!

1 – Heterogeneidad en la composición de fibras musculares

No todas las fibras que componen un músculo concreto poseen las mismas características mecánicas y metabólicas. Según su velocidad de la contracción, su resistencia a la fatiga y su metabolismo, las fibras esqueléticas se clasifican en distintos tipos. La nomenclatura clásica atiende a sus cualidades histoquímicas, que están asociadas a su composición proteica y sus características metabólicas.

 

2 – Tipos de fibras musculares

Básicamente se distinguen dos tipos de fibras:

Fibras lentas o de tipo I (slow-twitch):

– A veces referidas como ‘fibras rojas’, pues contienen gran cantidad de mioglobina y presentan elevada densidad capilar en su contorno.

– Son fibras muy resistentes a la fatiga, prácticamente no se fatigan o lo hacen lentamente pues consumen ATP a baja velocidad.

– Participan en movimientos lentos y reducidos, generando poca fuerza.

– Participan mayoritariamente en músculos de marcado carácter postural.

Fibras rápidas de tipo II (fast-twitch):

– También denominadas en ocasiones como ‘fibras blancas’, pues carecen prácticamente de mioglobina y presentan baja capilarización adyacente.

– Consumen ATP a gran velocidad a través de mecanismos anaeróbicos.

– Están presentes en los músculos implicados en movimientos rápidos.

– Las fibras rápidas de los mamíferos presentan tres subtipos principales: IIa, IIb y IIc. Estudios recientes han demostrado que en seres humanos solo existen los subtipos IIa y IIc. Esto resulta confuso, puesto que en humanos se ha venido denominado hasta hace poco como fibras de tipo IIb a las que coinciden en sus características con las fibras IIc de otros mamíferos (ver ilustraciones).

Demostración experimental en la sección muscuclar de un mamífero

Figura 1. Sin tinción. Todas las fibras musculares muestran el mismo aspecto.

Figura 2. Revelación de las fibras rápidas con una base débil. Simulando Fuerza-Potencia.

Figura 3. Revelación de las fibras tipo I con re-incubación alcalina. Simulando Fuerza.

Figura 4. Revelación de fibras tipo I en trabajo aeróbico suave.

3 – Factores que afectan a la heterogeneidad en composición fibrilar

Los músculos varían su composición fibrilar para ajustarse a las demandas funcionales que derivan de su papel en la locomoción o en el mantenimiento de la postura. Ello se refleja también en una alta heterogeneidad en la distribución topológica de las fibras en cada músculo o fascículo muscular.

Los factores genéticos y el nivel de entrenamiento causan amplias variaciones individuales en la composición fibrilar, incluso en los mismos músculos, entre distintos sujetos, lo que determina su capacidad física y aptitud para diferentes especialidades deportivas.

Se ha demostrado que la expresión fenotípica de fibra lenta o rápida depende de varias vías de señalización independientes. Hoy se empiezan a conocer los mecanismos de interacción entre la programación genética y ciertos factores con base ambiental, como hipoxia tisular y estrés oxidativo (producción de radicales libres de oxígeno). Esta interacción justifica los cambios miotipológicos asociados al entrenamiento, pero quizás también puede ayudar a explicar el deterioro muscular asociado al proceso de envejecimiento.

La composición de fibras musculares varía enormemente entre deportistas de diferentes especialidades. Los deportes de fondo, exigen alta capacidad aeróbica y resistencia a la fatiga, mientras que los lanzamientos, saltos, y otras actividades de alta intensidad y corta duración exigen la máxima potencia sin importar la fatiga. Así, mientras en un corredor de maratón o un ciclista en carretera podemos encontrar hasta un 80 por ciento de fibras lentas, este porcentaje se invierte en un velocista.

La composición fibrilar individual determina la familiarización con una u otra forma de rivalizar en los juegos y actividades desde la infancia, y es determinante a la hora de escoger un deporte, tanto a nivel aficionado como de alta competición.